Llevo un par de días pensando en como inaugurar este blog, se podría decir que llevo dos días pensando en las musarañas…. ¿Qué contar?,¿Cómo empezar?¿Qué puede resultar más interesante?… Puedo explicar cómo ideamos TERRA INCOGNITA DOCS o quizás resulte útil para alguien describir donde, cómo y con quién prepararemos la primera expedición… ¿y si cuento alguna experiencia anterior, de esas en las que te juegas la vida a lo tonto, por conseguir un plano que luego no incluyes en el documental?…
Mientras dudo Pablo me apremia para que me ponga a escribir, pero lo dejo estar. A veces es mejor que sean Las Musas las que vengan a verte y no empeñarte en buscarlas…
No hay como hacerse el indiferente para tentar a esas diosas impredecibles… es una técnica que suele dar buen resultado: el fin de semana me han hecho un regalo, me han resuelto el problema. El domingo fuimos a ver una película-documental que parecía interesante: “La Sal de la Tierra”, además, siempre resulta grato paladear un documental en una pantalla enorme, repantingado cómodamente en una butaca… y después de 100 minutos salí encantado.
…¿Qué mejor manera de inaugurar un blog de una productora de documentales que “utilizar” un documental sobrecogedor?. No se trata de escribir una crítica cinematográfica, ni siquiera voy a hacer una sinopsis del documental de Wim Wenders sobre el archiconocido fotógrafo Sebastiao Salgado. Sólo diré que es impecable como narración y que explica, aclara y da coherencia a la obra de Salgado para los que no estamos al tanto de su larguísima trayectoria. Confieso que sus fotografías siempre me han parecido soberbias, pero nunca he profundizado en el porqué de su obra, en las razones de su empeño por viajar y ser testigo de algunas de las tragedias más dolorosas de la humanidad en los últimos cincuenta años.
Su vida se entrelaza en largos viajes por todo el planeta y fugaces estancias con su familia; su oficio es ser notario de la realidad más cruda y dolorosa mostrándola con una desnudez y una belleza hipnóticas. Según pasan los minutos uno se pregunta como puede soportar semejantes tragedias: guerras, masacres, hambrunas, miseria… Pero en los últimos minutos del documental, cuando la butaca se ha convertido en una silla de ejecución y esperas la última descarga… todo da un giro brusco.
El propio Salgado se encuentra al borde de la depresión. Afortunadamente, en una decisión providencial decide apuntar su cámara hacia la naturaleza: los animales, las plantas, los últimos paisajes vírgenes… es una terapia reparadora para el fotógrafo y para los exhaustos espectadores. Pero aún hay más: Salgado y su mujer se entregan a recuperar un pedazo de selva tropical en el mismo lugar donde nació. Se cierra así el círculo de su vida: recupera su infancia idílica haciendo regresar la selva perdida. Ese último canto a la naturaleza, a la selva, es un mensaje de esperanza desde donde queremos partir nosotros. Precisamente ese es nuestro proyecto inmediato: mostrar la riqueza de las junglas, su importancia para preservar la biodiversidad del planeta, la necesidad de conocer, disfrutar y conservar las selvas que tapizan nuestra maltrecha Tierra…
Salimos felices de la sala y me encuentro, de bruces, con un cartel de una película que se estrena próximamente: “Musarañas”. Me pregunto curioso quien habrá reparado en esos minúsculos mamíferos y a continuación leo: “Roedores solitarios que envenenan a sus víctimas para devorarlas”. ¡Indocumentados!, es como si la película se llamase “Aguilas. Gallinas que picotean a sus víctimas para devorarlas”: Las musarañas no son roedores. Lo único que tienen en común es su pequeño tamaño. Los roedores son granívoros, frugívoros o, en todo caso omnívoros, pero no son cazadores. Las musarañas son unos diminutos depredadores muy voraces que forman parte de un grupo muy antiguo de mamíferos: los insectívoros como, por ejemplo, los erizos.
No se quien pone los títulos de las películas pero el que puso este no tiene ni idea.
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