Han transcurrido algo más de dos años desde que comenzamos nuestra aventura. Casi treinta meses que han pasado volando. Volando de muchas maneras: entre continentes, recorriendo decenas de miles de kilómetros; volando con las hélices de nuestros drones entre las ramas de los bosques mejor conservados del planeta; sobrevolando lugares míticos como Borneo, Finlandia, Camerún o Madagascar o asomados a los ventanucos de los aviones observando alucinados como la humanidad devora y transforma la faz del planeta a ojos vista…
Todo ese esfuerzo tenia un motivo: mostrar los últimos, los más significativos, los más hermosos y mejor conservados bosques y selvas de nuestro planeta y, con ellos, a sus habitantes: la fauna más extraordinaria y diversa, que vive prisionera de esas forestas menguantes…
Las aventuras han sido infinitas y las desventuras, por fortuna, limitadas. Los resultados se van a ver enseguida. Pero, antes de que se abra el telón, contaré algunos secretos de lo que vamos a ver, pero no os hagáis ilusiones, no diré quien es el asesino.
Los primeros en descubrir parte de nuestro trabajo se reunieron en la mítica sala Berlanga, en el corazón del barrio de Chamberí, en Madrid. Allí preparamos la semana pasada la presentación de nuestra serie documental “Planeta Selva” y nos reunimos muchos de los que hemos hecho posible esta gran obra -aunque solo sea por su ambición, dimensión y empeño-.
Los presentes pudieron ver proyectados diez minutos de la serie que aglutinan la esencia de “Planeta Selva”: diversidad, acción, belleza, ritmo… pero, como contaba, todo tiene sus trucos, sus secretos.
Lo primero que tengo que confesar es que teníamos nuestras dudas en cuanto a la propia proyección en pantalla de cine. Ese es el lugar perfecto para detectar el más mínimo fallo, la imperfección más sutil, pero, ¡sorpresa! el 4k, con la gran diversidad de cámaras y objetivos que utilizamos para nuestros rodajes, queda perfecto. La proyección resulta emocionante.
Esa perfección visual es el resultado de una acertada elección de cámaras pero también a los procesos de posproducción, de corrección de color y de mil detalles que se trabajan en un pequeño cuarto, como si fuese un oscuro laboratorio, ejecutado por las manos expertas de un alquimista de los ordenadores y la imagen: Juan Luis. Sin duda es uno de los culpables.
Otro de los secretos de este documental es la ambición. Una ambición un tanto excesiva, pero bueno, ser ambicioso es eso, ser desmedido, atrevido, osado… y eso es lo que hemos sido todos en este proyecto, desde los socios al equipo técnico. ¡Todos culpables de crear esta obra!. Entre todos hemos acabado un documental de larga duración, un empeño titánico, enciclopédico, que quiere retratar en tiempo real lo que aún nos queda de las selvas en nuestro Planeta en el año 2017, todavía en los albores del siglo XX!.
El sábado 4, a las 6 de la tarde comienza la emisión, en La 2, pero como le pasa a Woody Allen -salvando las distancias- no creo que me atreva a verlo, todavía estoy demasiado imbuido en el proyecto y solo detectaría las cosas que me gustaría cambiar. El resto del equipo parece más tranquilo….
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